Los empresarios del mármol muy preocupados por el desamparo que tienen ante los casos de silicosis
“Nos han cogido como
conejillos de indias y todas las culpas recaen sobre nosotros, cuando nadie nos
informó de los peligros que tenía el cuarzo”.-
La Asociación de Empresarios de Encimeras y Afines (ASEEYA) denuncia los graves problemas que tienen los marmolistas a causa de la silicosis, que afecta a muchos de sus trabajadores, no solo en nuestra localidad sino en gran parte del país. Los empresarios son los malos de la historia, a los que les caen todos los palos, cuando ellos son los más afectados, ya que las denuncias presentadas por empleados que han contraído esa enfermedad, no son culpa suya, ya que quienes debían controlar e informar de ello no lo hicieron.
ASEEYA surgió por la necesidad de unión ante la situación de indefensión de los marmolistas debido a un problema de salud introducido en las marmolerías en los últimos ocho años. Dicen que “estamos inmersos en una situación grave y compleja, y sobre todo de desamparo, pues toda la responsabilidad de los múltiples agentes implicados, recae exclusivamente en el empresario”.
Manifiesta esta asociación que “nos hacen culpables de haber trabajado un producto, en este caso aglomerados de cuarzo, que debido a su alto índice de sílice es dañino para la salud de las personas que lo manipulan sin las medidas adecuadas, llegando incluso a ser mortal”. Tanto administraciones como fabricantes no terminan de establecer un protocolo ni guía específico y completo para las marmolerías, de manera que se eviten nuevos casos y que los que desafortunadamente ya existen, no vayan a más.
Este
tipo de producto se viene comercializando desde hace al menos 25 años y la
primera escasa información sobre su peligrosidad data del año 2.009, con los
primeros casos de silicosis detectados.

RESPONSABILIDADES
Asegura
esta asociación que “no terminamos de dar
crédito de cómo un producto que necesitaba información y formación para su
manipulación, tanto al empresario como al trabajador pudo pasar por tantos
filtros (Industria, Comercio, Sanidad…) y no ser paralizado hasta establecer
las pautas necesarias que hubiesen evitado este grave problema”.
Pregunta
ASEEYA dónde queda la responsabilidad de
las autoridades que dieron el visto bueno en su momento, para que ese producto
llegase a las marmolerías. Por otro lado, “hemos
sido tratados como conejillos de indias”. Las constantes inspecciones de
Trabajo y de la Junta de Andalucía en los talleres para “evaluar y modificar a golpe de sanción, las
condiciones de trabajo, y a raíz de este plan de choque comenzar a estudiar el
problema según los datos obtenidos in situ en
nuestras instalaciones”.
Comentan
los miembros de esta entidad que “hemos
subvencionado el aprendizaje de estos organismos, a la vez que invertido
grandes cantidades de dinero para adecuar los talleres según las directrices
que nos marcaban en cada momento, mientras más personas seguían enfermando”.

MÁS DE UN CENTENAR DE CASOS EN LA PROVINCIA
Añaden
que “podemos afirmar con total seguridad que
desde las distintas Administraciones hasta los agentes más directos a la
empresa, como es el caso de las empresas de prevención y Mutuas, no tenían
conocimiento de la existencia de esta enfermedad ni de qué medidas preventivas
y correctoras eran las adecuadas para que esta lacra social no se produjese ni
llegase a los niveles actuales”.
En
consecuencia, el empresario difícilmente puede estar bien asesorado al
respecto. Como ejemplo, solo en la provincia de Cádiz existen más de un
centenar de casos, no solo de trabajadores, ya que existen un gran número de
empresarios autónomos afectados que, para más inri,
a día de hoy siguen desempeñando su actividad por la imposibilidad de obtener
otros recursos o pensión que pueda sustentar a su familia.
Si
cabe, la gravedad de la silicosis aumenta porque el INSS sanciona
económicamente con un recargo de prestaciones al empresario, con importes del
30 al 50% de la pensión que le queda al trabajador por percibir hasta su
jubilación, con el agravante de que dicha cuantía tiene que estar depositada en
la Seguridad Social en menos de 30 días. Los trabajadores a su vez “nos demandan por la vía social y penal a la vez que
nos reclaman daños y perjuicios”.
RUINA EMPRESARIAL, PATRIMONIAL Y PERSONAL
En
términos económicos para el empresario, esto se traduce en una indemnización
mínima de 200.000 euros por cada caso, a lo que hay que sumar el coste de un
abogado, coste de una media de un año de baja en la empresa por enfermedad
laboral del trabajador afectado y el sueldo durante ese año de un trabajador
que los sustituya. En definitiva, “supone en la
mayoría de los casos un quebranto económico, antesala de la ruina empresarial,
patrimonial y personal”.
Recuerda
ASEEYA que son pequeñas y medianas
empresas “sin solvencia para soportar esta
elevada cuantía económica. Lo peor es que en estos casos se olvida la salud del
empresario, persona afectada en algunas ocasiones por silicosis y siempre por
una enfermedad psicológica, provocada al ver a sus trabajadores enfermos y a su
empresa abocada al cierre”.
Continúa
diciendo que “no deseamos ver a nadie sentado
en un banquillo de un Juzgado como un delincuente, solo por el hecho de haber
creado puestos de trabajo y haber seguido todas las normas y pautas conocidas
en cada momento”.
La
realidad es que por el desconocimiento de todos, empresas de prevención,
Mutuas, Inspección, Sanidad, Industria, etc., “los
empresarios cesan su actividad dando lugar a una enfermedad, aún mayor si cabe
como es el paro y la consiguiente exclusión social para muchas familias”.

PRIMER SUICIDIO DE UN EMPRESARIO MARMOLISTA
El
empresario “se queda sin empresa, sin casa, con
deudas a la Seguridad Social más los recargos de prestaciones impagables. Todo
embargado de por vida. Desgraciadamente, ya se conoce un caso de empresario
marmolista suicidado”.
El
trabajador afectado “va vagando de una puerta a
otra de los organismos, sin solución sanitaria a su enfermedad. Ni siquiera las
autoridades sanitarias saben diagnosticar con certeza y precozmente esta
enfermedad, y sin solución económica, pues no obtienen la prestación que le
corresponde por enfermedad profesional, como ocurre en otros sectores en los
que la Administración se hace cargo del enfermo sin castigar tan
desastrosamente al empresario”.
Para
colmo, “el trabajador nos lleva de un juzgado a
otro para conseguir aumentar esa pensión, inclusive pidiendo responsabilidad
penal. No estamos hablando de un trabajador que esté activo en la empresa, sino
que todo el historial de trabajadores pasados y futuros, son susceptibles de
hacer caer la responsabilidad en el empresario, independientemente del tiempo
que hayan permanecido en la empresa y no se tienen en cuenta las buenas
prácticas de ésta”.
Los
trabajadores sanos en la calle, sin posibilidad de encontrar empleo en su
sector, pues el empresario desconfía del INSS, de que una vez más le haga
responsable de una posible enfermedad silente, que puede dar la cara al cabo de
los años.
Todo
ello “por la ineptitud de muchos agentes
implicados y por la Administración pública no depurar responsabilidades a los
fabricantes, ambos los verdaderos culpables de esta epidemia en el sector de
las marmolerías”. Los marmolistas, profesión centenaria sin problema
alguno con la piedra natural, están en peligro de extinción.
TREINTA Y CINCO MUERTES
Este
preocupante asunto lleva unas semanas en candelero, ya que diversos medios de
comunicación nacionales han publicado diversos artículos sobre dicha cuestión.
La revista Interviú ha denunciado las
actuaciones de la principal fábrica española de encimeras de cocina, Cosentino, que vende artículos con el nombre
de Silestone, asegurando que según
empleados de dicha empresa, ocultan 35 muertes y cincuenta enfermos de
silicosis. La citada entidad recibe infinidad de ayudas públicas y usa los
fondos de esas ayudas en silenciar a sus afectados por la silicosis.
Dice
Marea Sindicalista que “las actuaciones de esta
empresa, en Salud Laboral está muy lejos de alcanzar las medidas óptimas para
proteger a sus trabajadores”, anunciando que “hace muy pocos días murió un nuevo compañero por la silicosis. A pesar
de ello la empresa sigue negando que sus empleados tengan afectación por esta
enfermedad”. Actualmente no hay un censo de enfermos ni de muertos.
Algunos
han perdido el miedo a las represalias de la empresa almeriense, reseñando que Cosentino ofrece indemnizaciones a los
trabajadores que salen a cambio de no revelar la situación. La compañía niega
que algún trabajador suyo haya muerto de silicosis y cuenta menos de 14
enfermos en su plantilla, pero varios de sus empleados han fallecido por culpa
de esta grave y rápida enfermedad.

SILENCIO A CAMBIO DE DINERO
En
el artículo de Interviú se habla de
pagos de hasta 500.000 euros a trabajadores enfermos de silicosis en concepto
de indemnizaciones por daños y perjuicios y recargos por faltas de medidas de
seguridad constatadas por Inspección de Trabajo. Cantidades que llegan bajo
condición de que no denuncien ni revelen las cifras pactadas. Y en el caso de
que se divulgue públicamente debería pagar una indemnización a la empresa de un
millón de euros.
Cosentino por su parte, habla de estos
acuerdos con sus exempleados como privados. Como es lógico, en toda la zona
almeriense donde está radicada la compañía tienen miedo a hablar por las
consecuencias que conllevaría, ya que muchos pueblos viven de esta empresa. Es el mayor fabricante de aglomerado de cuarzo
en España y distribuye sus productos en más de 80 países.
PREOCUPACIÓN DE LOS EMPRESARIOS CHICLANEROS
La Asociación de Empresarios de Chiclana que
preside Antonio Junquera también se hizo
eco del problema. Este sector ha dado trabajo a lo largo de los años a más de
setecientas familias en nuestra ciudad y con estos acontecimientos de los
últimos ocho o diez años la situación es tan grave que puede llevar a su
desaparición, como también denunciaba más arriba ASEEYA.

Piden que la responsabilidad de los casos de silicosis que se produzcan “no caiga en exclusiva en los empresarios, como está sucediendo en estos momentos en Chiclana, donde algunas empresas ya han sido requeridas con responsabilidades penales”.
Abogan
porque se utilicen los mismos criterios que en Galicia o el País Vasco, donde
los servicios de prevención y los fabricantes de estos productos también han
asumido su responsabilidad en lo sucedido. Cuando estos productos se empezaron
a comerciar nadie les habló de contraindicaciones en el trabajo y manipulación
de los mismos, “por lo que tienen también parte
de responsabilidad en este asunto”.
La Asociación de Empresarios apoya la campaña de
concienciación del sector del mármol en nuestra localidad para que sus clientes
dejen de vender material fabricado con conglomerado de cuarzo, “pues ya hay muchas alternativas al mismo”.

MÁS AGRESIVO QUE EL DE LA MINERÍA
Patricio Peñas, médico especialista en Medicina
del Trabajo del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de ANESCO, que participó en la primera jornada
informativa que organizó ASEEYA en mayo
de 2016, en la que se realizaron diversas ponencias sobre asuntos de vital
importancia para el sector, manifestó sobre el protocolo de vigilancia
sanitaria de la silicosis que “el producto es
nuevo, más agresivo que el de la minería, por eso ha causado tanto revuelo el
número de personas afectadas en mucho menos tiempo de lo que suele ser habitual”.
Recomendó
“hacer un reconocimiento médico al trabajador
antes de contratarlo, porque una vez hecho, aunque ya venga con la enfermedad
de otra empresa en la que estuvo anteriormente, culpará a la actual”.
Comentó que “hay materiales alternativos a los
que se han estado utilizando hasta ahora, que vienen, curiosamente, del mismo
sitio. ¿Por qué no han quitado del mercado los productos dañinos y los
sustituyeron por los que no lo son o tienen mucho menos peligro?”.

LA INHIBICIÓN DE LOS PODERES PÚBLICOS
Por otra
parte, el artículo 40 de la Constitución Española dice: “Los poderes públicos velarán por la seguridad e
higiene en el trabajo”. Por otra parte, el artículo 41, en su apartado 1
de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales es
claro: “Los fabricantes, importadores y
suministradores de maquinaria, equipos, productos y útiles de trabajo están
obligados a asegurar que éstos no constituyan una fuente de peligro para el
trabajador, siempre que sean instalados y utilizados en las condiciones, forma
y para los fines recomendados por ellos”.
¿Cuándo se
avisó del índice de sílice que contenía el aglomerado de cuarzo? Según un
informe de la Inspección de Trabajo, a partir de 2010. La enfermedad aparece a
los 5, 10, 15 o 20 años del contacto de ese producto de aglomerado de cuarzo.
Lo que ahora es visible “ya se adquirió hace
tiempo”, se quejan los miembros de ASEEYA.
En enero
de este año los empresarios andaluces tenían abiertas más de 200 demandas
judiciales con trabajadores afectados de silicosis, que habrán aumentado en
estos diez meses. Paralelamente, el empresario tiene que asumir recargos de
prestaciones que en algunos casos superan los 100.000 euros en un plazo
inferior a un mes, además de los gastos generados por honorarios de
abogados. La situación para la mayoría de estas empresas se ha vuelto
insostenible, obligando a muchas de ellas a cerrar.
PACO LÓPEZ
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