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Francisco Javier Laso de la Vega, el Romanticismo y las aguas medicinales de Chiclana (II)

Es un lujo la aparición de este artículo en PUENTE CHICO, por ser un texto tan señero y desconocido en el pueblo y desde luego, no reproducido desde 1822.-

Tras los apuntes dados sobre las aguas de las fuentes de El Ejido y de la Plata, el catedrático de Historia de la Medicina de Cádiz, Francisco Javier Laso de la Vega en 1822, va a continuar en su Ensayo sobre las aguas minerales sulfurosas de la villa de Chiclana, impreso en el tercer tomo del Periódico de la Sociedad Médico-Quirúrgica de Cádiz, con las demás fuentes de Chiclana, describiendo sus pormenores que extractados ofrecemos.

A media hora, en dirección a Medina y al noroeste, se halla la [fuente] llamada del Fontanar, la cual ha sido abundante, más en el día es un derrame muy pequeño. Se cuentan cosas notables de esta agua: que aviva el apetito, que hace arrojar ventosidades y que facilita las evacuaciones del vientre.


La del Chaparral, a tres horas al sudeste del pueblo, se halla la indicada fuente con un pequeño seno donde recibe el agua. Hay motivos para creer, y por la sola inspección del paladar se advierte, que pasa por algún mineral de hierro. [Al mismo pie del cordel de los Marchantes he podido inspeccionar vetas de dicho mineral con mucha pureza].

Las aguas de Fuente Amarga, que son minerales sulfurosas, distan del pueblo media hora. Principia el camino al sur… hasta la división en dos callejones. Hasta este punto es ameno y, a excepción de los dos repechos que se advierten en aquel sitio, sigue en una regular igualdad pero subiendo insensiblemente. Pueden ir en carruajes, aunque no con mucha comodidad. Hay hermosas haciendas de viñas y arboledas que dan al camino por uno y otro lado. El callejón de la izquierda se llama del Borreguito y el de la derecha que conduce a la fuente… es incómodo por su angostura y por venir a parar a un terreno cubierto de palmitos.

EDIFICIO DE 24 BAÑOS

Por [el camino de] la izquierda se puede ir en carruaje, aunque es muy desigual y en algunas partes pedregoso. Sigue, de este modo, hasta llegar a una pequeña eminencia que empieza en el mismo centro del camino y declina hasta el pie de la misma fuente, siendo por este lado escarpado; por la izquierda es menos molesta la bajada.

El edificio consta de veinte y cuatro baños, unos se pagan a 7 reales y otros a 4… según la mayor o menor distancia del depósito central. Las habitaciones son cerradas y cómodas y en un rincón está enterrado un barreño de Málaga, figurando una tina de una vara de profundidad y una y media de diámetro. Tiene un escalón para bajar, un conducto con su tapón a flor del pavimento para introducir el agua y otro en el fondo [de la tina] igualmente con su tapón, que da a una cañería… para arrojar las aguas fuera. En el techo hay una soga para sostenerse al entrar y al salir.

El agua tiene su nacimiento al pie de la eminencia que se ha dicho; no por caño, sino brotando por las grietas de la tierra. Se ha formado una bóveda en la cual reside el manantial, desde donde se dirige a una pileta, la cual tiene su tapadera, así como la cueva indicada; de allí sigue por una cañería a un depósito que es el que subministra la necesaria para los baños… de siete varas de largo y dos y media de ancho… cada baño tiene su pileta que por un conducto recto le lleva el agua.

TIERRA GREDOSA CON VETAS DE ARENA Y PIEDRA

El manantial puede llenar en tres minutos un cántaro de media arroba y en una hora dará diez arrobas poco más o menos. La tierra en que nace la fuente es gredosa con vetas de arena y piedra, en algunas partes arcillosa. Nacen ellas palmitos, muchos juncos y la yerba llamada vulgarmente Barbillas de Macho (Tragopogon pratense), la cual crece junto al mismo depósito.

Las paredes de la cueva donde está el manantial se ven cubiertas de azufre. Al destaparse exhala un olor fétido bien fuerte. El agua conserva una nata blanquecina y espesa; las piedras que allí se advierten están impregnadas del mismo… al abrirse los cimientos del edificio, las piedras se hacían pedazos con facilidad, hallándose en el centro de ellas porciones de azufre.

El agua es muy cristalina y fría. Don Alonso García verificó su análisis  en el verano de 1820. Vauquelin, cuyo nombre está tan enlazado con los progresos de la química moderna, analizó igualmente estas aguas en París, a donde le fueron remitidas en botellas bien acondicionadas. La presencia de tan gran cantidad de gas hidrógeno sulfurado [ácido sulfhídrico] y de sales con base de soda [sodio, sosa] y de magnesia… dan a esta agua virtudes bien marcadas en las enfermedades en que está indicado su uso.

AGUA DEL POZO DE BRAQUE

El agua del pozo de Braque está menos cargada de gas hidrógeno sulfurado que la precedente… pero es más abundante en materia salinas… Considerando al agua del llamado pozo de Braque como una veta de la ya descrita, aunque debilitada por algún otro manantial que le hace perder una parte de sus caracteres hidrosulfurados… deducimos que esta agua tiene las mismas propiedades medicinales que la de Fuente Amarga, aunque en menor grado.

El edificio donde está situado el pozo de Braque, se halla a un extremo del pueblo al sureste, al fin de la calle Hormaza en una eminencia que declina al norte hasta el convento de las monjas Agustinas, desde donde se sube hasta el pie del cerro de Santa Ana. Dicho edificio, que habrá sido muy bueno, está en el día deteriorado desde la invasión de los ejércitos franceses. Su figura es cuadrilonga, su frente como de veinte varas, alrededor del patio lo hermosea una galería sostenida por arcos, en todos los costados hay habitaciones espaciosas… donde existen muchas tinas para bañarse.

El pozo está al sur del edificio, en un sitio que antes era jardín, tiene doce brazas de profundidad… su figura es ovalada. Durante el día merma por la extracción hasta quedar en una braza, advirtiéndose entonces el ruido del manantial. Los baños se toman, bien en chozas que hay en las inmediatas al pozo o bien en las inmediaciones y patio de la casa, más todas con sus separaciones formadas con esteras. En cada una hay una tina de madera. El precio de los baños varía: Llevándote el que se baña el agua a su tina importa 6 reales, poniéndola el bañero 7 y el que los quiere tomar templados abona un real más por baño.

JUAN J. RODRÍGUEZ BALLESTEROS

(CONTINUARÁ)

3 comentarios:

  1. Más trabajo como este quisiera leer. Poder conocer estos tesoros de Chiclana es un disfrute que hay que agradecerle a Rodriguez Ballestero

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  2. Buen alcalde que hubiera sido...

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  3. Para cuando toca noticias nuevas Paco?

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