Juan Rodríguez abandona la coordinación del bicentenario de la Batalla de Chiclana
La nota oficial dice que es a petición propia “para continuar con su labor profesional”
Juan Rodríguez abandona la coordinación del bicentenario de la Batalla de Chiclana ante el ninguneo del alcalde.
Al día siguiente de la llegada de Román a la alcaldía ya pudo apreciar el nuevo talante del regidor.
La llegada de José Mª Román y los socialistas a la alcaldía ya se ha cobrado su primera víctima: Juan Rodríguez, coordinador del bicentenario de la Batalla de Chiclana, nombrado por el anterior equipo de gobierno. La versión oficial es que se va por su propio deseo para reincorporarse a sus labores profesionales, aunque la realidad es bien distinta: se va porque Román le ha ninguneado desde el mismo día en que recuperó la alcaldía. Rodríguez nos da su versión de los hechos.
(En la foto: Ernesto Marín y Juan Rodríguez cuando fue nombrado)
La escueta nota enviada desde Cultura decía que “la marcha de Juan Rodríguez se produce a petición propia, dado que ha comunicado su intención de dejar sus actuales cometidos para volver a sus labores profesionales”. La delegada, Nadine Fernández, le agradeció “el trabajo desempeñado en el cargo, su inestimable aportación de conocimientos y la labor realizada durante estos meses”, destacando su implicación en todos los asuntos relacionados con la conmemoración de los 200 años de la batalla de Chiclana o La Barrosa, que se cumplen en 2011.
Juan Rodríguez: “No puedo coordinar un organismo con un presidente que ni se dirige a mí”
Ante vuestra petición de aclaraciones, quiero empezar diciendo que, efectivamente para mí, hubiera sido deseable siquiera un sólo gesto de buena voluntad por parte del actual acalde, sólo uno, para dar por cerrado el calvario que me provocó su política, al dictado de Diputación, en mi trabajo de drogodependencia. Si yo iba a coordinar un organismo que él presidía era lógico esperar un gesto de buena voluntad.
Ahora ya ¿por qué callarme? ¿Acaso me tengo que meter en un partido político para defender lo que pienso, como dijo Manuela Moreno en unas declaraciones en mi contra? ¡Yo no expuse mi vida al final de la dictadura para tener que escuchar esas cosas! La última vez que vi a Román, nos echó de su despacho diciéndonos: “Un alcalde de una ciudad tan importante como ésta recibiendo a gente como ustedes: ¡Fuera!” a la vez que nos abría la puerta. Salimos en silencio. No me podía creer lo que vi: tanta falta de consideración humana. ¡Si eso me lo hace a mí!...
PERDONAVIDAS
Todo ha sido un despropósito que ha durado demasiado. Empezó con el desmantelamiento del Centro Municipal de Drogodependencia, el apoyo a cualquier asociación afín y la amenaza a AFAAD. La Junta Directiva de esta última asociación, que tanto trabajó por ayudar a los drogodependientes, llegó un día de una reunión con él, cuando aún no era alcalde pero ya gobernaba en la sombra, amedrentada porque les había dicho que “se iban a enterar”. Y, por desgracia, nos hemos enterado. Yo no daba crédito, pero ésas han sido sus formas, impropias de un gobernante.
Casi siempre que me veía se dirigía a mí como si estuviese perdonándome la vida. Me refería, dedo en alto, que seguía trabajando porque le había prometido a mi padre que no me echaría del Ayuntamiento. Creo que no se daba cuenta de lo denigrante que eso es para una persona. Quizás estaba borracho de poder y por eso cualquiera de su equipo se sentía con el derecho a tratarnos mal.
Rodríguez ha sido ninguneado por Román
LA CONCEJALA Y SUS PODERES
En la presentación de una nueva concejala de Bienestar Social y de la Mujer, la primera vez ésta que se reunió con nosotros nos dijo las siguientes palabras -que me da hasta vergüenza escribirlas-, dirigiéndose a mí: “Los hombres tendréis cojones, pero nosotras -echando mano de sus atributos- tenemos un par de tetas”. Cerró el Centro de Día del antiguo Matadero y nos dejó dentro, durante años, aislados de todos.
Cuando volvieron al gobierno tras desalojar al anterior, quise creerme que podían cambiar. En realidad lo esperaba, puesto que me habían mantenido en la Comisión como coordinador, pero al día siguiente salí del despacho que tenía asignado hacia otro que no reunía las condiciones mínimas y me dijeron desde el pasillo: “¡Tú!: vete buscando otro despacho por donde puéa” (sic).
Sentí más de lo mismo. Así no podría trabajar ni por mi ciudad ni por recuperar su historia. ¿Cómo iba a coordinar un organismo con un presidente que ni se dirigía a mí, ni me había pedido disculpas en privado, ni había hecho una sola declaración sobre las propuestas que yo había puesto sobre la mesa? ¿Acaso un trabajador incomunicado podía usar a una concejala como intermediaria ante cualquier problema que surgiese? Eso no podía ser así, por el bien de los eventos.
EN MANOS DE OPORTUNISTAS
Además, entré en un gran descreimiento, no me sentía un cargo de confianza y, menos aún, que los responsables -por acción y por omisión- de impresionantes atentados contra nuestro patrimonio histórico y cultural pudieran tenerme en cuenta. Yo, que he sido un proteccionista enamorado de nuestro pasado y que llevo investigando desde hace más de quince años, al margen del oportunismo de las celebraciones y de apoyos oficiales.
Aun así, hice una apuesta para sacarle partido a nuestra historia, para rentabilizar nuestra cultura del agua y ciudad balnearia, nuestra realidad como cuna del romanticismo hispánico y ahí quedó mi lema: Chiclana siempre romántica. Verdad histórica y creatividad frente a una crisis. En mi Libro Blanco de los Bicentenarios (2011-2013) están expuestas las líneas maestras para cambiar nuestra imagen de pueblo dilapidador de sus recursos naturales y culturales; pero hoy sé que lo principal es lograr el consenso; porque nuestra democracia está en manos del oportunismo, del corto plazo, del impacto al electorado con obras espectaculares -da igual lo que cuesten, ni su utilidad, ni lo que se destruya al paso- y esa política ciega sólo genera crispación y hace aflorar la mala educación.
INTERESES POLITICOS
Así no se puede sacar adelante ningún proyecto común para todos los chiclaneros. Se trabaja para los partidos, para la lucha política y casi nunca por la defensa del bien común para el que fueron elegidos. Es una pena. Por todo eso presenté mi dimisión: porque preferí darle a otro, que tuviese más apoyos, la oportunidad de que lo hiciese. Yo no miro por mi interés, ni por partido alguno. Nací en una dictadura y sé que la política se vuelve pura lucha cainita a la primera de cambio, aunque conserve apariencias de legalidad.
Una cosa es lo que se representa en escena y otra lo que se cuece por detrás. Sin voluntad para crear las condiciones para el consenso social ¿cómo vamos a rentabilizar nuestros recursos, nuestra cultura, nuestra historia? ¿Cómo vamos a afrontar creativamente esta impresionante crisis económica? Me gustaría creer que este gran partido que es el PSOE aún tiene posibilidad de unirnos, pero ¿sin apagar antes el incendio de una década de ciego enriquecimiento y de apartamiento del disidente? Que me expliquen cómo se hace sin diagnosticar los errores.
Tenemos lo que nos merecemos y quizás yo el primero. No debí ilusionarme por mi pueblo. No sé ni cómo tengo ganas de seguir en Chiclana, quizás porque: “Los muertos -y no todos- están en el cementerio y no nos dejan salir del cautiverio”, como dijo Serrat en su canción.
¡Claro que he pedido volver a mi trabajo!
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Partido Popular: “Las razones dadas sobre su marcha no nos las creemos”
El Partido Popular no se cree las razones esgrimidas por la silente delegada de Cultura, Nadine Fernández, sobre la dimisión: “Es una pena que Juan Rodríguez no siga como coordinador del Bicentenario de la ciudad, pues era el idóneo por su preparación técnica e intelectual y porque era una persona que realmente tenía un proyecto de gran alcance para llevar a cabo esta celebración”, declaró el ex-alcalde Ernesto Marín, que fue quien lo nombró. “Yo no me puedo creer las razones que ha expuesto la delegada –añadió- pues sabía de las ilusiones de Juan por llevar adelante esta tarea”.
“Creemos que es la animadversión que el alcalde actual tiene por todas aquellas personas que puedan tener una preparación muy por encima de la suya”, que le hace llevar a cabo “una política de acoso soterrado que lleva consigo el abandono de muchas personas de valía a sus ilusiones por aportar proyectos para la ciudad, unido además a la negativa de Polanco a que el Rodríguez fuera el coordinador del Bicentenario”, aseguran desde el PP
Juan Rodríguez abandona la coordinación del bicentenario de la Batalla de Chiclana ante el ninguneo del alcalde.
Al día siguiente de la llegada de Román a la alcaldía ya pudo apreciar el nuevo talante del regidor.
La llegada de José Mª Román y los socialistas a la alcaldía ya se ha cobrado su primera víctima: Juan Rodríguez, coordinador del bicentenario de la Batalla de Chiclana, nombrado por el anterior equipo de gobierno. La versión oficial es que se va por su propio deseo para reincorporarse a sus labores profesionales, aunque la realidad es bien distinta: se va porque Román le ha ninguneado desde el mismo día en que recuperó la alcaldía. Rodríguez nos da su versión de los hechos.
(En la foto: Ernesto Marín y Juan Rodríguez cuando fue nombrado)
La escueta nota enviada desde Cultura decía que “la marcha de Juan Rodríguez se produce a petición propia, dado que ha comunicado su intención de dejar sus actuales cometidos para volver a sus labores profesionales”. La delegada, Nadine Fernández, le agradeció “el trabajo desempeñado en el cargo, su inestimable aportación de conocimientos y la labor realizada durante estos meses”, destacando su implicación en todos los asuntos relacionados con la conmemoración de los 200 años de la batalla de Chiclana o La Barrosa, que se cumplen en 2011.
Juan Rodríguez: “No puedo coordinar un organismo con un presidente que ni se dirige a mí”
Ante vuestra petición de aclaraciones, quiero empezar diciendo que, efectivamente para mí, hubiera sido deseable siquiera un sólo gesto de buena voluntad por parte del actual acalde, sólo uno, para dar por cerrado el calvario que me provocó su política, al dictado de Diputación, en mi trabajo de drogodependencia. Si yo iba a coordinar un organismo que él presidía era lógico esperar un gesto de buena voluntad.
Ahora ya ¿por qué callarme? ¿Acaso me tengo que meter en un partido político para defender lo que pienso, como dijo Manuela Moreno en unas declaraciones en mi contra? ¡Yo no expuse mi vida al final de la dictadura para tener que escuchar esas cosas! La última vez que vi a Román, nos echó de su despacho diciéndonos: “Un alcalde de una ciudad tan importante como ésta recibiendo a gente como ustedes: ¡Fuera!” a la vez que nos abría la puerta. Salimos en silencio. No me podía creer lo que vi: tanta falta de consideración humana. ¡Si eso me lo hace a mí!...
PERDONAVIDAS
Todo ha sido un despropósito que ha durado demasiado. Empezó con el desmantelamiento del Centro Municipal de Drogodependencia, el apoyo a cualquier asociación afín y la amenaza a AFAAD. La Junta Directiva de esta última asociación, que tanto trabajó por ayudar a los drogodependientes, llegó un día de una reunión con él, cuando aún no era alcalde pero ya gobernaba en la sombra, amedrentada porque les había dicho que “se iban a enterar”. Y, por desgracia, nos hemos enterado. Yo no daba crédito, pero ésas han sido sus formas, impropias de un gobernante.
Casi siempre que me veía se dirigía a mí como si estuviese perdonándome la vida. Me refería, dedo en alto, que seguía trabajando porque le había prometido a mi padre que no me echaría del Ayuntamiento. Creo que no se daba cuenta de lo denigrante que eso es para una persona. Quizás estaba borracho de poder y por eso cualquiera de su equipo se sentía con el derecho a tratarnos mal.
Rodríguez ha sido ninguneado por Román
LA CONCEJALA Y SUS PODERES
En la presentación de una nueva concejala de Bienestar Social y de la Mujer, la primera vez ésta que se reunió con nosotros nos dijo las siguientes palabras -que me da hasta vergüenza escribirlas-, dirigiéndose a mí: “Los hombres tendréis cojones, pero nosotras -echando mano de sus atributos- tenemos un par de tetas”. Cerró el Centro de Día del antiguo Matadero y nos dejó dentro, durante años, aislados de todos.
Cuando volvieron al gobierno tras desalojar al anterior, quise creerme que podían cambiar. En realidad lo esperaba, puesto que me habían mantenido en la Comisión como coordinador, pero al día siguiente salí del despacho que tenía asignado hacia otro que no reunía las condiciones mínimas y me dijeron desde el pasillo: “¡Tú!: vete buscando otro despacho por donde puéa” (sic).
Sentí más de lo mismo. Así no podría trabajar ni por mi ciudad ni por recuperar su historia. ¿Cómo iba a coordinar un organismo con un presidente que ni se dirigía a mí, ni me había pedido disculpas en privado, ni había hecho una sola declaración sobre las propuestas que yo había puesto sobre la mesa? ¿Acaso un trabajador incomunicado podía usar a una concejala como intermediaria ante cualquier problema que surgiese? Eso no podía ser así, por el bien de los eventos.
EN MANOS DE OPORTUNISTAS
Además, entré en un gran descreimiento, no me sentía un cargo de confianza y, menos aún, que los responsables -por acción y por omisión- de impresionantes atentados contra nuestro patrimonio histórico y cultural pudieran tenerme en cuenta. Yo, que he sido un proteccionista enamorado de nuestro pasado y que llevo investigando desde hace más de quince años, al margen del oportunismo de las celebraciones y de apoyos oficiales.
Aun así, hice una apuesta para sacarle partido a nuestra historia, para rentabilizar nuestra cultura del agua y ciudad balnearia, nuestra realidad como cuna del romanticismo hispánico y ahí quedó mi lema: Chiclana siempre romántica. Verdad histórica y creatividad frente a una crisis. En mi Libro Blanco de los Bicentenarios (2011-2013) están expuestas las líneas maestras para cambiar nuestra imagen de pueblo dilapidador de sus recursos naturales y culturales; pero hoy sé que lo principal es lograr el consenso; porque nuestra democracia está en manos del oportunismo, del corto plazo, del impacto al electorado con obras espectaculares -da igual lo que cuesten, ni su utilidad, ni lo que se destruya al paso- y esa política ciega sólo genera crispación y hace aflorar la mala educación.
INTERESES POLITICOS
Así no se puede sacar adelante ningún proyecto común para todos los chiclaneros. Se trabaja para los partidos, para la lucha política y casi nunca por la defensa del bien común para el que fueron elegidos. Es una pena. Por todo eso presenté mi dimisión: porque preferí darle a otro, que tuviese más apoyos, la oportunidad de que lo hiciese. Yo no miro por mi interés, ni por partido alguno. Nací en una dictadura y sé que la política se vuelve pura lucha cainita a la primera de cambio, aunque conserve apariencias de legalidad.
Una cosa es lo que se representa en escena y otra lo que se cuece por detrás. Sin voluntad para crear las condiciones para el consenso social ¿cómo vamos a rentabilizar nuestros recursos, nuestra cultura, nuestra historia? ¿Cómo vamos a afrontar creativamente esta impresionante crisis económica? Me gustaría creer que este gran partido que es el PSOE aún tiene posibilidad de unirnos, pero ¿sin apagar antes el incendio de una década de ciego enriquecimiento y de apartamiento del disidente? Que me expliquen cómo se hace sin diagnosticar los errores.
Tenemos lo que nos merecemos y quizás yo el primero. No debí ilusionarme por mi pueblo. No sé ni cómo tengo ganas de seguir en Chiclana, quizás porque: “Los muertos -y no todos- están en el cementerio y no nos dejan salir del cautiverio”, como dijo Serrat en su canción.
¡Claro que he pedido volver a mi trabajo!
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Partido Popular: “Las razones dadas sobre su marcha no nos las creemos”
El Partido Popular no se cree las razones esgrimidas por la silente delegada de Cultura, Nadine Fernández, sobre la dimisión: “Es una pena que Juan Rodríguez no siga como coordinador del Bicentenario de la ciudad, pues era el idóneo por su preparación técnica e intelectual y porque era una persona que realmente tenía un proyecto de gran alcance para llevar a cabo esta celebración”, declaró el ex-alcalde Ernesto Marín, que fue quien lo nombró. “Yo no me puedo creer las razones que ha expuesto la delegada –añadió- pues sabía de las ilusiones de Juan por llevar adelante esta tarea”.
“Creemos que es la animadversión que el alcalde actual tiene por todas aquellas personas que puedan tener una preparación muy por encima de la suya”, que le hace llevar a cabo “una política de acoso soterrado que lleva consigo el abandono de muchas personas de valía a sus ilusiones por aportar proyectos para la ciudad, unido además a la negativa de Polanco a que el Rodríguez fuera el coordinador del Bicentenario”, aseguran desde el PP
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