El cáncer de la ineficacia política
Francisco M. Navas [colaboraciones].-
Acabamos de asistir a uno de los mayores desastres ecológicos que han tenido lugar en nuestra tierra. Me refiero, cómo no, al incendio provocado en Sierra Bermeja por unos desalmados a los que al parecer se les supone la intención de extender, ejecutando esta acción criminal, el cultivo de marihuana en la zona.
Me resultan absolutamente indiferentes los motivos que han llevado a esos canallas a prender fuego intencionadamente en una zona de tan difícil acceso y de tan elevado valor ecológico. Intento poner el foco en otro lamentable aspecto, que ha traído como consecuencia la destrucción de más de 8000 hectáreas de bosque mediterráneo y de una mancha de pinsapos únicos en el mundo.
Cuando se produce un incendio, intencionado o no, cualquiera pensaría que la prioridad es sofocarlo a la mayor brevedad posible. Lamentablemente no ha sido así. El diferente color político de las administraciones andaluza y estatal ha posibilitado la propagación de un incendio que, en otras circunstancias habría causado un daño menor.
La tardanza por parte de la Junta de Andalucía en solicitar la intervención de la Unidad Militar de Emergencias, la orden de su retirada y la posterior solicitud para intervenir de nuevo cuando ya el incendio había alcanzado dimensiones pavorosas, no viene sino a demostrar que a nuestros gobernantes andaluces el monte les importa poco; lo importante para ellos es confrontar permanente y obstinadamente con el gobierno de España, sacar pecho a diario e intentar en este caso concreto, sin medios humanos y mecánicos suficientes, resolver una situación para la que no se hallaban preparados.
RUINA DE MUCHAS FAMILIAS
Lo lamentable es que, detrás del monte, existen personas que con su esfuerzo cotidiano intentan salir adelante cuidando de sus tierras, de sus ganados, de sus casas, de ese monte que supone su indispensable medio de ganarse la vida.
Pero, claro, ¿cómo iba a reconocer el gobierno del señor Moreno Bonilla que eran incapaces de sofocar el incendio por ellos mismos? ¿De quién partió la catastrófica idea de que, habiendo solicitado en un primer momento la intervención inestimable de la UME, ordenarle a continuación que se retirase, para volver a solicitar su intervención cuando ya la sierra ardía incontroladamente por los cuatro costados?
Vergüenza debía darnos votar a semejante caterva de políticos incompetentes que, con su indolencia, con su desidia, con sus mezquinos enfrentamientos alentados por un partido en la oposición que no crea nada, que no aporta nada, han perdido definitivamente el norte y con su actitud han acarreado la ruina de tantas familias en Sierra Bermeja y en el valle del río Genal.
En este país de políticos mediocres, muchos de ellos corruptos hasta las cejas, nadie asume ni asumirá ningún tipo de responsabilidad. Nadie relatará nunca los hechos tal y cómo acontecieron, nadie propondrá un urgente plan de recuperación de la zona afectada y tal vez la justicia y sus servidores públicos consigan poner entre rejas a los culpables del incendio.
LOS POLÍTICOS SE IRÁN DE ROSITAS
Los que sin duda saldrán indemnes, limpios de polvo y paja, serán los políticos y altos cargos de la administración andaluza responsables de no atajar este desastre ecológico desde el primer instante en que se produjo.
Yo los condenaría, si estuviese en mi mano, a vivir de por vida en una humilde caseta, de madera por supuesto, en medio de ese desierto dantesco, y a repoblar uno a uno, durante ocho horas diarias, todos los árboles calcinados que se han perdido por el simple hecho de que ellos pertenecen a un partido político y el gobierno de la nación lo ejerce otro distinto.
Si no somos capaces de cuidar nuestros bosques, nuestra fauna, a nuestros aldeanos y su entorno, si hemos olvidado argumentar y dialogar, si no nos conmovemos ante la desgracia de la gente, si no arbitramos soluciones a los problemas cotidianos de la ciudadanía, resulta indudable afirmar que hemos perdido la humanidad, la integridad como personas y la decencia, esa cualidad solidaria e inestimable, actualmente en peligro de extinción, que nos enseñaron nuestros abuelos.
Yo en cambio condenaría a los políticos que portando la igualdad como bandera, se compran grandes mansiones, a pesar de querer hacernos creer que son parte del pueblo -con o sin coleta-.
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